En 2006, Stefani Germanotti dio con un punto de quiebre en su carrera. Había dejado un programa de teatro musical riguroso en un colegio de elite para enfocarse en su pasión musical y, luego de un año de mucho trabajo y pocos ingresos, había firmado un contrato con Def Jam records. Pero esta promesa no duraría. Sólo 3 meses después de firmar el contrato, Def Jam cambió de parecer sobre el estilo inusual de Stefani y canceló el contrato.
Rechazada, Stefani volvió a trabajar en bares y a experimentar con nuevos artistas y nuevas influencias. Estos experimentos produjeron un sonido nuevo que estaba atrayendo atención positiva de críticos y fans. Dentro del año, hubo otra oferta, esta vez de Interscope records. Casi dos años luego del rechazo inicial, Stefani pudo finalmente presentar su música y a ella misma al mundo, como Lady Gaga.
El rechazo sucede y, cuando sucede, lo que importa es cómo respondemos a el. Lady Gaga respondió experimentando con nuevas influencias y haciendo su sonido más particular. Tal como le pasó a Lady Gaga, recientes estudios sugieren que cuando la mayoría de nosotros es rechazado, esto puede aumentar nuestra creatividad, dependiendo de cómo respondemos al rechazo.
En una seria de experimentos, estudiosos guiados por Sharon Kim de la Universidad Johsn Hopkins buscaron examinar el impacto del rechazo en la creatividad de los individuos. En el primer experimento, se les dio a los participantes una serie de preguntas de personalidad y se les dijo que serían considerados para participar en varios ejercicios grupales en el futuro.
Cuando los participantes volvieron al laboratorio una semana más tarde, a algunos se les pidió que completen algunas tareas antes de unirse a sus grupos (inclusión), y a otros se les dijo que ninguno de los grupos los había elegido y que necesitarían completar sus tareas independientemente (rechazo).
Las tareas en el experimento fueron una serie de tests de asociación rápida, una manera común de medir pensamiento divergente. Estas preguntas funcionan presentando tres palabras aparentemente sin relación (ej. fish, mine, rush) y pidiendo a los participantes que piensen en una sola palabra que pueda ser agregada a las tres para crear términos que tengan sentido (ej. goldfish, gold mine, gold rush). Este tipo de pregunta es una medida útil porque requiere ambos elementos del pensamiento creativo: novedad y utilidad.
Cuando calcularon los resultados, encontraron que los participantes que habían sido rechazados se desempeñaron significativamente mejor que aquellos que fueron incluidos en un grupo. Pero no sólo descubrieron eso. Dentro de las preguntas de personalidad había una medida de cuán individualista o colectivos se veían los participantes a sí mismos. Aquellos cuyos resultados dieron como independientes mostraron aún más creatividad luego de ser rechazados. Considere la diferencia entre aquellos que responden al rechazo desanimándose, versus aquellos que responden arremangándose y pensando: ya les voy a mostrar.
Los investigadores querían saber si este concepto de independencia podría ser manipulado. ¿Podrían ser los individuos puestos en un estado mental que responda al rechazado aumentando su potencial creativo? Para responder esta pregunta, repitieron el experimento con un leve cambio. En lugar de incluir la medida del concepto de la propia persona en sus preguntas de personalidad y examinar las correlaciones luego, el concepto de la propia persona fue alterado o preparado a través de una simple actividad diseñada para que los participantes se enfoquen en si mismos o en cómo entrarían en un grupo más grande. Increíblemente, aún una tarea tan pequeña como resaltar pronombres -yo- o plural -nosotros- en una historia fue suficiente para alterar su concepto de si mismos y afectar su respuesta al rechazo.
Como esperaban, los participantes que se ven a si mismos como personas independientes resolvieron más problemas luego del rechazo que aquellos que tienden a pensar en sí mismos dentro de un grupo. Los resultados fueron contundentes: el rechazo fomenta la creatividad, especialmente para aquellos que se consideran altamente independientes. En el último estudio de seguimiento, los investigadores encontraron la misma tendencia usando un método diferente de medir la creatividad.
En conjunto, estos estudios tienen implicaciones interesantes sobre la respuesta al rechazo. Mientras nunca el rechazo es una experiencia confortable, los sentimientos de rechazo pueden de hecho ayudarnos a acceder a nuestro yo más creativo. Libre de las expectativas de normas grupales, podemos empujar los límites de lo nuevo. Más aún, podemos incrementar la habilidad cambiando la manera en que reaccionamos al rechazo. En lugar de quedarnos en el dolor de haber sido rechazados o dejados de lado, podemos considerar la libertad de explorar nuevas posibilidades.
Ser rechazado es a veces una prueba de que vos (o tus ideas) están muy lejos de la corriente actual para ser consideradas seguras o cómodas. Esto puede ser algo bueno. Significa que estás adelantado a tu tiempo. Mientras el grupo o el cliente puede creer que no te necesitan ahora, el mundo probablemente sí te necesita. Si estás muy lejos de la corriente, podés ser uno de los que impulsan el progreso.
Pensá en cómo el trabajo de Lady Gaga era demasiado raro para Def Jam, pero fue un éxito internacional dos años más tarde con Interscope. Décadas antes de Lady Gaga, George Bernard Shaw, el escritor ganador del Premio Nobel, pasaba por el mismo fenómeno, diciendo: -el hombre razonable se adapta a las condiciones que lo rodean, el hombre poco razonable adapta las condiciones que lo rodean a él, por lo tanto el progreso depende de los hombres poco razonables-.
Fuente: http://99u.com/tips/7251/How-Rejection-Breeds-Creativity